Hay paisajes que nos fascinan al instante, que nos impactan visualmente.
Sean panoramas naturales o escenas urbanas, comparten ese rasgo de espectacularidad que despierta en nosotros un deseo enorme de capturarlos más allá de nuestra memoria. Aquí es donde sacamos, como por instinto, la cámara o el móvil.
Lo que suele suceder después es que revisamos la foto y poco tiene que ver con lo que había cautivado nuestras pupilas...
Pues bien, para que esto no suceda (y porque sabemos que hay lugares a los que no volveremos y momentos irrepetibles), os traemos esta completa guía para fotografiar paisajes correctamente.
Pero antes de nada...
¿Qué es la fotografía de paisaje exactamente?
Concretemos primero la palabra paisaje. Algunas definiciones serían las siguientes:
Extensión de terreno vista desde un lugar determinado y considerada como espectáculo. (Diccionario de Oxford)
Espacio natural admirable por su aspecto artístico (RAE)
Cualquier área de la superficie terrestre producto de la interacción de los diferentes factores presentes en ella y que tienen un reflejo visual en el espacio (Wikipedia)
Podríamos decir, entonces, que:
La fotografía de paisaje es la representación, a través de medios y técnicas fotográficas, de una extensión de terreno sea natural o producto de la acción del ser humano.
Es decir, tanto el skyline de Nueva York como un atardecer en la playa entrarían en la categoría de fotografía de paisaje.
A menudo, esta disciplina es la que nos acerca por primera vez a la fotografía… y esto no es casual: es más sencillo enfrentarnos a motivos estáticos que a gente o a animales (pero ojo, esto no significa que una foto que incluya estos elementos no pueda ser también un paisaje).
A veces los paisajes que retratamos son escenarios de nuestros viajes o excursiones, estampas que nos impresionan y cuyo recuerdo no queremos olvidar con la vuelta a casa.
Otras, son imágenes de nuestros entornos más cercanos, aquellos a los que acudimos una y otra vez y vemos cómo se van transformando con los años.
De cualquier forma, son el resultado de la contemplación, de tomarnos nuestro tiempo para mirar y para colocarnos como observadores de una imagen concreta que nos ha llamado la atención.
Es un tipo de fotografía que deberíamos explorar sin prisa, disfrutando de la experiencia completa que supone llegar a los lugares y planificar la toma.
Y os estaréis preguntando:
Vale, y cuando llegue a la cima del monte... ¿qué necesito para hacer la foto?
¡Os lo contamos más abajo!
EQUIPO PARA FOTOGRAFÍA DE PAISAJES
1. Cámara
La cámara será el primer elemento de nuestra lista aunque no el que más determine los resultados.
Como te sugeríamos en este artículo sobre fotografía de flores, sal a hacer fotos con la cámara que tengas y no pongas excusas.
Casi siempre habrá alguna pieza de nuestro equipo fotográfico que podamos mejorar o actualizar, pero es importante ir haciéndolo a medida que adquiramos habilidades y conocimiento técnico.
De lo contrario, acabaremos gastándonos mucho dinero en aparatos que no sabemos usar, lo que resultará doblemente frustrante.
Además, todas las cámaras dirigidas a principiantes o a fotógrafos aficionados tienen el potencial de capturar imágenes espectaculares; solo tenemos que saber exprimir sus capacidades.
Foto tomada con una Nikon D40 para principiantes
Nuestro consejo es que huyáis de los equipos que sean muy pesados pues una parte enorme de la fotografía de paisaje consiste en desplazarse para buscar la toma perfecta. Hacednos caso, no queréis caminar durante horas con un mochilón a cuestas…
Entonces, aunque cualquier cámara digital que permita disparar en formato RAW (para editar después) sería una buena opción, os recomendamos en particular las denominadas EVIL o mirrorless.
Estas cámaras carecen del espejo que sí llevan las Réflex o DSLR, lo que las hace más pequeñas y ligeras.
Otros puntos a su favor serían la posibilidad de intercambiar objetivos (al contrario de lo que sucede con las cámaras Bridge o compactas avanzadas) o el hecho de que puedan integrar sensores de formato completo o Full Frame.
A modo de recordatorio: El sensor es la parte sensible a luz en las cámaras digitales, la que captura la imagen cuando exponemos la toma. Es el componente que sustituye al carrete o película analógica.
Cuanto mayor sea el tamaño del sensor, mayor será la porción de paisaje que podamos capturar. Pero tenemos que tener en cuenta que, por norma general, un sensor mayor también incrementará el precio de nuestra cámara.
Algunas cámaras EVIL que os recomendamos para fotografiar paisajes serían:

2. Objetivos
Con el tema del objetivo sí deberíamos prestar especial atención puesto que condicionará mucho nuestras tomas.
Además, son una parte del equipo fotográfico que suele permanecer con nosotros a lo largo de los años. Es más usual ir renovando los cuerpos de cámara a medida que salen nuevas versiones, que nuestras ópticas.
Los objetivos adecuados para fotografía de paisaje son los angulares, ya que una distancia focal corta nos permitirá capturar un área amplia del paisaje.Recuerda que cuanto mayor sea su ángulo de visión, más escena podrán abarcar. 
Es decir, para retratar grandes paisajes, los objetivos estándar que suelen acompañar a nuestras primeras cámaras se nos quedarían un poco cortos…
A la hora de dar el paso y adquirir un nuevo objetivo siempre tenemos que preguntarnos para qué lo vamos a utilizar. Fotografiar a tu abuela o al Gran Cañón del Colorado acarrea necesidades ópticas diferentes y, por tanto, decisiones de compra diferentes.
Para fotografiar paisajes os recomendamos haceros con un gran angular específicamente.
Estos objetivos tienen un ángulo de visión que oscila entre los 60º y los 180º, algo que os permitirá capturar esa inmensidad de los grandes paisajes que tantas veces conmueve.
En este caso, y a diferencia de lo que os recomendaríamos por ejemplo para la fotografía de retratos, que sería una focal fija - nuestro consejo es que vuestro objetivo de paisajes sea un objetivo zoom.
Estos objetivos pueden variar sus distancias focales y por tanto son mucho más versátiles a la hora de encuadrar. Nos permitirán acercarnos o alejarnos de la escena sin movernos del sitio.
Ejemplos de objetivos zoom adecuados para paisajes:
- 10-20mm
- 10-34mm
- 14-24mm
- 16-35mm
Por último, mencionar que la apertura no debería ser un gran condicionante en la selección de nuestra lente de paisajes, ya que ni vamos a buscar grandes desenfoques, ni necesitaremos objetivos extraordinariamente luminosos.
Es decir, que en este caso no nos compensa especialmente buscar objetivos con un nºf bajo (con grandes aperturas de diafragma: f/1.2, f/1.4, f/1.8, f/2.8...) con el sobre coste que eso supondría.
Foto tomada con un objetivo gran angular a 16mm
Recordad que estamos aquí para aconsejaros. Os sugerimos cuáles serían los objetivos más adecuados para la fotografía de paisaje, pero esto no significa que tengáis que descartar el resto o quedaros en casa de brazos cruzados hasta conseguir un angular.
Podéis ir practicando con los objetivos que tengáis a mano y comprobaréis que se pueden hacer fotos de paisaje fantásticas con distancias focales medias e incluso con teleobjetivos.
Foto tomada con un objetivo zoom a 55mm
Trípode y disparador
Conseguid un buen trípode, os durará muuuuchos años y os ayudará a resolver innumerables situaciones.
Para la fotografía de paisaje, el trípode es un superaliado ya que proporciona estabilidad en la toma, algo indispensable para conseguir imágenes nítidas.
También será un gran apoyo en caso de estar cortos de luz: Como os comentamos hace un momento, los objetivos luminosos no son parte indispensable de nuestro equipo para paisajes... aquí es donde el trípode entra en escena.
Podemos resolver condiciones lumínicas de baja intensidad si dejamos nuestra cámara obturando durante un tiempo prolongado.
Es decir, una manera de solucionar la foto cuando tenemos poca luz y no queremos subir la sensibilidad ISO, es ralentizando la velocidad de exposición.
Cuanto más tiempo esté el obturador abierto, más luz llegará al sensor de la cámara pero más probabilidad habrá también de que la foto salga movida. Esto se evita fijando la cámara en el trípode y disparando con un controlador remoto.
¿Es importante el obturar a distancia? Sí.
No tiene sentido hacerse con un trípode que mantenga estable nuestra toma durante 30 segundos de obturación, por ejemplo, si al presionar el botón del disparador con el dedo movemos la cámara sin querer… y la moveréis.

Filtros
Otro elemento que se convertirá en un indispensable de vuestra mochila fotográfica es el ND o filtro de Densidad Neutra.
Estos filtros sirven para exponer correctamente cuando, por la razón que sea, no podemos cerrar más el diafragma, bajar la sensibilidad ISO, ni aumentar la velocidad del disparo.
Funcionan reduciendo la intensidad de la luz sin alterar la calidad ni los colores de la imagen y los podemos adquirir de un paso o de varios (1 paso sería el equivalente a cerrar 1 diafragma).
Un ejemplo de situación en la que recurrimos a estos filtros se da cuando fotografiamos un lago o un río, y queremos que el agua adquiera esa textura sedosa tan mágica.
Para conseguir este efecto tenemos que dejar el obturador abierto un tiempo. Es decir, trabajaríamos con una velocidad lenta de obturación, algo que nos obliga de entrada a usar trípode y disparar en remoto.
El problema aparece entonces cuando comprobamos que el tiempo necesario para capturar el flujo sedoso del agua es demasiado alto para exponer correctamente:
Imaginaos que estamos en pleno día, tenemos un f/22 -que es todo lo que cierra nuestro diafragma-, un ISO 100 - que es el mínimo valor que nos permite la cámara- y necesitamos colocar una velocidad de obturación de 1 segundo… en este caso habría que colocar un ND de 6 pasos en nuestra lente para que la foto no salga sobreexpuesta.
Si os preguntáis cómo sé exactamente que habría que sumar 6 pasos, os dejo este truco para que hagáis vuestros cálculos cuando os haga falta:
Una exposición correcta en plena luz del día sería: ISO 100, f/16, velocidad 1/125


TIPOS DE FOTOGRAFÍAS DE PAISAJES
Naturaleza
Lo que primero nos viene a la mente cuando hablamos de fotografía de paisajes es un inmenso escenario natural, ¿verdad?
Hay rincones del mundo sobrecogedores: selvas, desiertos, cañones, cordilleras, océanos... y si tenemos la suerte de visitar alguno de ellos, deseamos con todas nuestras fuerzas capturarlo bien para poder compartirlo con nuestros amigos y familias.
No diremos que es tarea sencilla porque en la naturaleza hay muchas variables que pueden trastocar nuestro planning fotográfico… puede llover, nublarse, puede haber calima, los animales lo mismo no aparecen cuando nos venía bien, etc.
En estos casos lo mejor es aprovechar las adversidades a nuestro favor e integrarlas en la foto. Quién sabe... ¡lo mismo el resultado es incluso más interesante!

Urbana
Las ciudades pueden ser núcleos hostiles llenos de cemento, ruido y contaminación, pero también lugares de inspiración infinita.
Buscad contrastes, escenas que definan su esencia, horizontes y formas que se recorten sobre el cielo, encuadres originales... No hay mejor ejercicio fotográfico que recorrer y observar de cerca los entornos en los que vivimos.
Otra idea para fotografiar paisajes urbanos sería revisar el trabajo de l@s grandes fotógraf@s y salir a buscar sus rincones. Intentad reproducir fotos icónicas o encuadres concretos.
Nocturna
Otro clásico de la fotografía paisajística es la nocturna.
Si no vivimos en el campo o alejados de grandes núcleos con contaminación lumínica, será difícil conseguir fotos de esos espectaculares cielos estrellados que nos descubren incluso la vía láctea.
Pero no te preocupes, también puedes explorar la urbe con velocidades de obturación lentas. ¡Verás cómo tus fotos se llenan de luz en mitad de la noche!
Eso sí, imprescindible usar trípode y disparador remoto.
Amanecer y atardecer
La hora azul y la hora dorada, esos momentos crepusculares que suceden tanto al amanecer como al atardecer son ocasiones perfectas para conseguir estampas de postal, además de una delicia para los fotógrafos…
No nos engañemos, a todos nos gusta de vez en cuando hacer una foto que sea, sencillamente, “bonita”.
Aprovechad la luz mágica de estos momentos del día para capturar instantáneas únicas y jugar con siluetas, contraluces y con esos halos o flares que provoca el sol cuando lo dejamos contaminar un poco nuestro objetivo.
Blanco y negro
Las fotografías en blanco y negro son tan del pasado como del presente.
La diferencia es que antes teníamos que planificarlo y tomar la decisión de colocar un carrete ad hoc previamente a la sesión de fotos mientras que ahora podemos desaturar nuestras fotos o convertirlas a escala de grises después de haberlas hecho.
Y si no nos gusta, siempre se puede volver atrás.
Para exprimir las posibilidades de los programas de edición y procesamiento de imágenes, es importante que disparemos nuestras fotos en formato RAW y así garantizar que no pierden calidad durante el proceso de revelado.
Aérea
Con un dron… o desde un avión. Intentad captar esos hipnóticos patrones del paisaje que se dibujan desde las alturas.
Eventos atmosféricos
Una vez más, usad a vuestro favor lo que la naturaleza traiga consigo.
Los grandes acontecimientos meteorológicos como nevadas, tornados, tormentas eléctricas o volcanes en erupción son ocasiones excepcionales para conseguir las mejores fotografías de paisaje.
Vale, no son fenómenos que presenciemos muy a menudo (¡por suerte!)… pero de hacerlo, intentad conseguir una instantánea extremando al máximo la precaución.
Tampoco descartéis los eventos más corrientes: la niebla, la lluvia o las tormentas eléctricas pueden ser fotografías muy interesantes a las que podemos acceder, a veces, mirando por la ventana.
CONSEJOS Y TRUCOS
Enfoque y nitidez
Normalmente, en este tipo de fotografía buscamos que la mayor parte de nuestra imagen esté en foco.
Dicho de otra manera, queremos conseguir una profundidad de campo grande en la que tanto los elementos más cercanos como los que estén más alejados, conserven un grado aceptable de nitidez.
Uno de los factores que tenemos que tener en cuenta en este apartado es el diafragma que, como sabéis, es el encargado de regular la cantidad de luz que entra a través del objetivo.
Los diafragmas con aperturas grandes (que corresponde a un número f pequeño: f/1.2, f/1.4, f/1.8, f/2.8, f/4...) permiten que entre más luz al sensor de la cámara pero reducen la profundidad de campo. Por este motivo, de entrada, elegiremos aperturas más cerradas para nuestras fotos de paisaje.
Sí, esto resta luz y subir el ISO no es una buena idea en cuestiones de nitidez… pero recuerda que esto se soluciona dejando la cámara obturar durante un tiempo prolongado, algo que podréis hacer ya que, por supuesto, habréis salido a fotografiar equipados con vuestro flamante trípode y disparador remoto.
Idealmente entonces, escogeremos valores que ronden el f/8, f/11 o f/16. En torno a ellos, se sitúa el punto dulce del objetivo, que no es otra cosa que la apertura concreta que nos proporcionará el grado máximo de nitidez.
Otra ventaja de disparar con trípode es que podéis desactivar el estabilizador de imagen -si es que vuestro objetivo viene con uno- para sumar nitidez a la toma, algo que también conseguiremos incrementar retirando los filtros que hayamos colocado en nuestro objetivo.
También es importante que os acordéis de disparar en RAW para poder afinar el enfoque y los contrastes en posproducción.
Pero y… ¿dónde enfocar cuando retratamos un paisaje?
La primera regla es: poned el enfoque en modo manual.
No sólo será importante para elegir de forma activa el punto exacto que os interesa, si no que es posible que el autofocus arruine la toma seleccionando otra zona: Por ejemplo, una rama que el viento ha movido y se cuela en primer plano.
La mejor manera de saber dónde enfocar en fotografía de paisaje pasa por usar la distancia hiperfocal (¡ya estamos con los palabros!).
Básicamente, la hiperfocal es la posición del enfoque en la que mayor profundidad de campo tendremos. Esta es una de sus definiciones:
Es la distancia que existe entre el objetivo y el punto más próximo de foco aceptablemente nítido, cuando el objetivo está enfocando hacia el infinito.
Cuando lo está para la distancia hiperfocal, la profundidad de campo se extiende desde la mitad de esta distancia hasta el infinito. -
Michael J. Langford
Y se puede calcular, aproximadamente, a través de esta fórmula:
H=(F*F)/(f*d)
Donde H es la distancia hiperfocal, F es la distancia focal de tu objetivo, f la apertura del diafragma, y d el diámetro del círculo de confusión
Si has sobrevivido hasta este punto, te traemos buenas noticias: Hay maravillosas aplicaciones móvil que realizan estos cálculos por vosotros y os dicen dónde deberíais enfocar y qué rango del espacio estaría dentro de nuestra profundidad de campo.
Alguna de ellas serían: Photopills o Dofmaster.
Cabe decir que todo esto son siempre aproximaciones ya que dependerá de múltiples elementos.
Si resulta que sois tan de letras que no podéis realizar estos cálculos o la aventura fotográfica os ha llevado a la cima del Mulhacén donde no hay cobertura para acceder a una App, nuestro consejo es:
Poned el enfoque en el motivo que os interese, cerrad el diafragma hasta el punto dulce de vuestro objetivo (entorno a un f/16) y disparad.
A modo de recordatorio: Cuanto más corta sea la longitud focal de la lente, más grande será la profundidad de campo, otro motivo por el que os sugerimos utilizar objetivos angulares en lugar de teleobjetivos en vuestras fotos de paisaje.
Un breve repaso por todo lo que acabamos de ver sobre enfoque y nitidez:
- Profundidad de campo grande 
- Diafragma cerrado: f/8, f/11 o f/16
- Disparar en RAW
- ISO nativa o la más baja posible
- Usar trípode y disparador remoto
- Desactivar el estabilizador de imagen
- Quitar filtros del objetivo
- Enfoque manual
- Calcular la distancia hiperfocal usando apps

Composición
La composición es un elemento clave para conseguir buenas tomas, independientemente de la disciplina fotográfica que nos ocupe.
Podemos decir que consiste, a grandes rasgos, en armonizar el espacio y ordenar los elementos del plano de manera que el resultado sea una imagen con fuerza y con capacidad para interesar y guiar la mirada del espectador.
Hay reglas comunes de composición porque nuestros cerebros funcionan de manera similar y por tanto, la forma en la que leemos las imágenes se parece.
Algunas de ellas, importantes para la fotografía de paisaje, serían:

La regla de los tercios
Nos da información acerca de dónde colocar los puntos de interés en una composición.
Si dividimos la escena simétricamente en nueve rectángulos con dos líneas horizontales y dos verticales (como si fuese un tablero de 3 en raya), los cuatro puntos en los que intersectan las líneas serían los lugares ideales para colocar los elementos más importantes de la imagen.
La mayoría de las cámaras digitales cuentan con una función que muestra estas guías en la pantalla LCD. Esto nos ayudará a visualizar la toma.
El horizonte
Tenemos que evitar colocar la línea del horizonte en mitad de la composición. Es decir, no la pongáis de tal manera que divida la foto en dos mitades.
Hay excepciones en las que este recurso podría enriquecer la imagen: por ejemplo, si fotografiamos un paisaje que se refleja en el agua… pero, por norma general, no quedará bien.
Explorad los elementos de ambas partes para ver a qué preferís darle prioridad.
Si tenemos un cielo espectacular lleno de nubes, colores y matices, podemos considerar bajar mucho la línea del horizonte para destacarlo y viceversa.
Líneas maestras
Identificad aquellas “líneas principales” de la escena. Apoyaos en los puntos de fuga, en las curvas, diagonales, perspectivas y en todas las líneas que dirijan la mirada hacia puntos concretos.
Esto le otorga dinamismo y movimiento a la fotografía al tiempo que le proporcionáis al espectador la valiosa información de hacia dónde tiene que mirar.
Espacio negativo
Perded el miedo al espacio vacío. A veces no hace falta rellenar todo el encuadre de elementos si no que es suficiente con la fuerza e información que aportan unos pocos motivos.
Por último, os recomendamos siempre componer en el momento de realizar la toma.
Es verdad que en postproducción podemos enderezar el plano, corregir alguna línea, recortar para reencuadrar… pero los resultados serán muy superiores si tomamos estas decisiones previamente.
Y además supone un ejercicio consciente de pensar y planificar nuestra foto.

Paciencia
Fotografiar paisajes a menudo requiere grandes dosis de paciencia pues los escenarios a los que nos enfrentamos no siempre son todo lo controlables que desearíamos:
El tiempo cambia, el sol se mueve rápido, hay obras y grúas en la calle bloqueando lo que queríamos fotografiar, a veces nos toca recorrer grandes distancias, esperar horas y horas a que aparezca el escabullidizo pájaro endémico del valle, madrugar, trasnochar… y volver a empezar si no hemos quedado satisfechos.
Esto no tiene por qué ser algo negativo; aprovechad estas ocasiones para dedicaros tiempo a vosotros mismos y así compensar la velocidad a la que normalmente vamos en la vida real.
Y hacedlo en solitario siempre que podáis.
Todos adoramos a nuestros amigos, pero que nos acompañen cuando salimos a hacer fotos no suele ser la mejor de las ideas… ellos no están interesados en el proceso fotográfico y se aburrirán, lo que resultará en distracciones y fotos descuidadas.
A ver, tampoco es plan de adentrarse en el Amazonas cual anacoreta… usad el sentido común y no os pongáis en peligro.

Errores comunes
A veces tenemos delante escenarios tan espectaculares que pensamos que con capturar lo que vemos “tal cual” será suficiente para obtener una foto igual de espectacular.
Claro, luego nos llevamos el chasco porque la foto no transmite nada parecido…
Aunque estemos en el lugar más privilegiado del universo, tenemos que construir la foto. Hay que seleccionar qué será parte de ella y qué no. Hay que encuadrar, medir bien la luz y tomar una serie de decisiones conscientes que eviten arruinar la toma.
Para ayudaros con esto, os dejamos una lista de los errores más frecuentes que deberíais evitar a la hora de fotografiar paisajes:
- Horizontes torcidos
- Olvidarse por completo de las composiciones verticales
- No buscar puntos de vista originales
- Abusar de los súper angulares sin explorar otras opciones
- Disparar sin trípode a exposiciones lentas
- Romper reglas compositivas sin ninguna intención
- Componer imágenes que no guíen la mirada del espectador
- Utilizar valores ISO altos que llenen nuestras imágenes de ruido
- No introducir elementos de interés

Fotógrafos paisajistas famosos
¡Nada como aprender de los grandes!
No deberíamos cansarnos nunca de leer y estudiar sobre lo que nos apasiona… y menos ahora que las Redes Sociales nos abren ventanas directas al trabajo de tanta, tanta gente que hace cosas increíbles.
- Deja que tus fotos se empapen de otras disciplinas como la pintura o la arquitectura, recorre exposiciones, visita y revisita las obras de tus creadores favoritos y mantente alerta de sus intervenciones públicas.
Aquí os dejamos una lista de fotógraf@s de paisajes que os gustará conocer y seguro serán una fuente de inspiración:
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