El objetivo es algo en lo que no nos detenemos mucho cuando compramos la primera cámara.
Que si EVIL, que si Réflex, no sé cuantos megapíxeles, AF de tantos puntos, full frame o APS-C, cientos de modelos, estabilizador, vídeo 4k, 60p, h.264…
Asomarse a tanto fotoconcepto de primeras puede ser tan abrumador que preferimos inclinarnos por un kit de iniciación que ya incluya objetivo.
Y no es una mala idea. Estos kits suelen traer lentes bastante versátiles: a veces objetivos zoom con un gran recorrido (18mm – 135mm, 18mm – 150mm) y otras, vienen con un par de objetivos (uno “normal” y otro tele).
Digo que no es una mala idea porque os dejará explorar un buen recorrido focal e ir descubriendo qué os gusta más… al final, la selección de una lente u otra dependerá precisamente de esto, de que os permita conseguir el tipo de foto que queráis hacer.
Aunque al principio lo fotografiamos casi todo, enseguida os picará el gusanillo del retrato, o los grandes paisajes, o las pequeñísimas cosas…
Y será entonces cuando os adentréis en el maravilloso mundo de las lentes para encontrar la vuestra; hay un objetivo para cada tipo de fotografía
Por supuesto, podéis hacer retratos con un súper angular, no hay nada prohibido (¡menos mal!), pero os aseguro que si lo que os chifla es fotografiar a vuestras hijas, querréis haceros con una lente concreta que no deforme la imagen.
Igual que si pretendéis pillar al Chorlito carambolo entre las flores, será conveniente uno que os permita estar lejos del pajarillo.
Si estáis en ese punto de la búsqueda, habéis llegado al lugar indicado.
En esta guía encontraréis información sobre los distintos tipos de objetivos que hay en el mercado para que sea un poquito más sencillo tomar esta decisión tan importante.
Pero antes…
¿Cómo funciona un objetivo?
Aunque ya lo vimos en este artículo sobre cómo aprender fotografía, vamos a recordar algún concepto clave sobre el objetivo y sus características principales:
El objetivo es básicamente un conjunto de lentes convergentes y divergentes que dirige los haces de luz hacia el sensor de la cámara digital (o hacia un soporte fotosensible como la película en caso de la fotografía analógica).
La longitud focal es la principal característica que usaremos para clasificar los distintos tipos de objetivos. Se mide en milímetros y es la distancia entre la intersección de los rayos de luz dentro del objetivo (centro óptico) y el sensor de la cámara (plano focal).
Dicho de una forma menos engorrosa, la distancia focal determina el alcance de nuestro objetivo.
Cuanto mayor sea el número de mm, más “zoom” tendrá y podremos llegar a los objetos que más alejados estén de nosotros.
Por el contrario, cuanto menor sea la distancia focal, más lejanos nos parecerá que están los motivos de la escena pero más amplio será el encuadre.
Podemos encontrar objetivos con un rango focal variable (aquellos que tienen zoom y pueden pasar si movemos el anillo de de 24mm a 70mm por poner un ejemplo) u objetivos de focal fija (los que sólo cubren una distancia concreta, como puede ser un 50mm).
Las lentes de estos últimos están más especializadas, pero serán objetivos menos versátiles.
Es importante mencionar que siempre que expresamos una distancia, lo hacemos con la referencia de un sensor full frame y su tamaño (que es el que tenían las películas de carrete: 35mm).
Como en digital los sensores tienen diferentes dimensiones, si queremos averiguar a cuánto equivale una focal en términos de 35 mm, tendremos que llevar a cabo una multiplicación..
Para que lo entendáis mejor, diremos que el mismo objetivo colocado en una cámara con un sensor más pequeño (un APS-C por ejemplo), nos dará como resultado una imagen con más zoom, como si la distancia focal fuese mayor.
Esto se debe al recorte que se produce por una cosa llamada factor de multiplicación. No entraremos ahora en los detalles técnicos pero te dejamos un ejemplo.:
Un objetivo 50mm de Canon equivaldría a 50mm efectivos si lo colocamos en una cámara full frame, pero en una APS-C, con el factor de multiplicación, que en este caso es de 1.6x, sería el equivalente a 80mm.
La distancia focal está directamente relacionada con el ángulo de visión: Cuanto menor sea nuestra distancia focal, mayor será el ángulo de visión y por tanto, mayor escena abarcaremos.
Y por último, otra característica de los objetivos que será imprescindible considerar frente a una compra será su apertura de diafragma, lo que nos dice cuán luminoso es.
Y aclarado esto, vamos con los tipos de objetivos que podéis adquirir:
Tipos de objetivos fotográficos
Ojo de pez
Se llama así a aquellos objetivos extremadamente angulares que llegan a superar los 180º de visión. Su distancia focal suele estar entre los 6 mm y los 16 mm y podemos diferenciar entre los que abarcan todo el espacio del sensor y los que forman imágenes circulares.
Distorsionan tanto la escena que podemos ver cómo se curvan las líneas rectas. El ojo de pez proporciona una estética muy característica que a menudo es lo que se pretende al fotografiar con ellos.
Se usan mucho en fotografía nocturna.

Gran angular
Aquí irían los objetivos con distancias focales entre 8 mm y 25 mm, que cubren ángulos de visión desde los 180º hasta los 60º.
Siguen distorsionando la imagen, pero este efecto ya no es tan exagerado como con el ojo de pez y será todavía menos evidente según la calidad de la lente (cuanto mejor sea y más especializada esté, menos aberraciones ópticas producirá).
Percibiremos más deformado todo aquello que esté más próximo a la lente.
Son objetivos ideales para la fotografía de paisaje ya que gracias a su amplísimo ángulo, podremos capturar una gran porción de la imagen. Como tienen mucha profundidad de campo, también nos vendrán genial si nos toca fotografiar un interior en el que tienen que salir todos los elementos del espacio con buen grado de nitidez.
En definitiva, les sacaréis mucho partido si planeáis realizar fotografía de paisaje, arquitectónica, nocturna y panorámicas.
Un ejemplo de objetivo gran angular bastante versátil sería un 16-35 mm.
Foto a 16mm
Foto a 16mm
Normal o «Estándar»
Consideramos “normales” aquellos objetivos que recorren de los 25 a los 65 mm.
Al cubrir un ángulo de visión de entre 60º y 25º, se asemejan bastante a la visión humana y de ahí su nombre.
Son perfectos para fotografía social, la callejera, de eventos y retratos (para esta última idealmente escogeremos una focal mínima de 50mm) ya que no distorsionan como los angulares si no que nos dan imágenes mucho más naturales.
Un ejemplo de objetivo todoterreno que se sitúe en este rango focal medio sería un 24-70 mm.
Foto con un objetivo de 50mm fijo
Foto con un objetivo de 50mm fijo
Teleobjetivo
Estas lentes, que irían de los 60 a los 160 milímetros, nos van a permitir centrar mucho la atención en la escena ya que su ángulo de visión se ha reducido considerablemente: va de los 25º a los 10º.
Los teleobjetivos acercan la acción a nosotras, es decir, nos permiten disparar a mucha distancia, por lo que son perfectos para la acción.
Otra de las principales características de los teles es que aplanan bastante la imagen, haciendo que elementos que en realidad están muy separados entre sí, aparezcan bastante juntos.
Con ellos podemos fotografiar deportes, desfiles o fauna por ejemplo.
También proporcionan una estética muy agradable cuando los usamos para retratos ya que la focal larga reduce muchísimo la profundidad de campo y nos permite conseguir un efecto bokeh o desenfoque espectacular.
Un teleobjetivo estrella es el 70-200 mm.
Foto a 80mm
Foto a 80mm
Súper Teleobjetivo
Los súper teles, aquellos cuya distancia focal va de los 160 a los 600 mm y cubren ángulos de visión de 10º a 2º.
Si os interesan las cosas que están tan lejos como la luna, esta es vuestra opción.
Vale, la luna sería como lo más extremo… pero estas distancias focales súper largas nos vendrán genial para fotografiar fauna salvaje, carreras, el cielo nocturno, etc.
Si estáis dudando entre un tele o un súper tele, tened en cuenta que este último, además de costoso, es un objetivo muy muy grande y pesado que tendréis que usar con trípode.
Vamos, que os quitéis de la cabeza pasear alegremente con estos telescopios por la calle.
Foto a 250mm
Foto a 300mm
Objetivo Macro
Los objetivos macro nos permitirán acercarnos muchísimo a nuestros sujetos y fotografiarlos con un nivel de detalle asombroso ya que están diseñados específicamente para poder enfocar a distancias muy pequeñas y conseguir ampliaciones de tamaño natural.
Es decir, generalmente podemos conseguir una ampliación 1:1 que nos dará una imagen grande de algo muy pequeño: si fotografiamos una mosca de 1 cm, ésta ocupará 1cm en el sensor de nuestra cámara.
Ofrecen una profundidad de campo reducidísima y podemos encontrarlos en diversas distancias focales:
- Los macro «cortos» van aproximadamente de los 30 a los 50 milímetros. Nos dan mayor profundidad de campo pero tendremos que acercarnos muchísimo al sujeto… algo a valorar si lo que pretendemos es capturar insectos escabullidizos. Además, tener que estar tan cerca, muchas veces supone que la propia cámara tapa u obstaculiza la fuente lumínica.
- Los macro «largos» recorren de los 60 a 105 milímetros más o menos. Esto los hace infinitamente más cómodos ya que nos podemos situar a cierta distancia del sujeto. Pero claro, también supondrá una mayor inversión.
- Los macro «teles» cubren distancias mayores que los largos: de entre 150 y 300 mm, lo que los hace perfectos para la fotografía macro de naturaleza ya que podremos capturar todo tipo de especímenes a una distancia más que prudencial que no implique invadir sus espacios.
Otras cuestiones a considerar
Objetivos luminosos
La luminosidad de un objetivo depende de su apertura máxima de diafragma.
Cuanto mayor sea, más luz dejará pasar y menos profundidad de campo habrá.
Es decir, un diafragma f/1.4, por ejemplo, es más luminoso que un f/5.6. Esta gran apertura también hará que se reduzca la profundidad de campo dando como resultado ese desenfoque o estética bokeh tan perseguida.
A modo de recordatorio…
La profundidad de campo es la porción de la imagen en la que percibimos que los objetos tienen un grado aceptable de nitidez; la zona enfocada de la foto.
En este artículo podéis profundizar más sobre estos términos, pero aquí lo que nos interesa es valorar si necesitamos o no tanta luminosidad.
Por supuesto, sería maravilloso tener sólo lentes con grandes aperturas… pero cuanto más luminosos sean, más caros también.
Para que os hagáis una idea, entre un 85mm f/1.8 de Sony y el mismo objetivo pero con un paso más de diafragma, un f/1.4, hay unos 1200€ de diferencia.
Así que valorad qué tipo de foto os gusta hacer antes de tomar una decisión:
Los paisajes por ejemplo no necesitarán grandes aperturas porque buscaréis sobre todo nitidez y que la escena entera esté enfocada. Además, como solemos llevar un trípode, podemos bajar la velocidad de exposición considerablemente si lo que necesitamos es más luz.
Para un retrato sin embargo, una apertura grande nos vendrá genial: permitirá centrar la atención sobre el sujeto y desenfocar toda la zona de alrededor.
Cámara con objetivo 50mm f/1.4
Tamaño de los sensores
No todos los objetivos sirven para todas las cámaras, así que cuidado al buscar.
Como los sensores tienen tamaños diferentes, la montura de los objetivos varía de unos a otros y también entre las marcas de los fabricantes.
Incluso dentro de la misma marca podemos encontrar incompatibilidades a la hora de colocar una lente en una cámara con espejo o en otra mirrorless.
Así que fijaos muy bien si vuestra cámara es APS-C o full frame antes de tomar cualquier decisión (los objetivos de formato completo se pueden utilizar en las APS-C pero no al contrario).
Siempre es recomendable adquirir objetivos de la misma marca que el equipo por temas de compatibilidad, pero hay determinados fabricantes como Tamron o Sigma, que producen objetivos para ser utilizados con cámaras Nikon, Canon, Sony…
No los descartéis porque pueden ser una opción interesante, suelen ser más baratos que los de la casa y esto no implica menor calidad.

¿Distancia focal fija o variable?
La eterna duda. Al principio seguramente os parezca algo casi marciano limitar vuestras fotos a una sóla distancia focal… a todas nos ha pasado.
La diferencia entre uno y otro es que los fijos se mantienen, como su nombre indica, fijos en una focal, y los variables cubren un rango determinado..
Al final, de lo que se trata básicamente, es de tomar una decisión entre calidad y versatilidad.
Aunque podáis pensar lo contrario, un objetivo con focal fija siempre tiene más calidad que uno variable pues los cristales que forman la lente también están fijos.
Al revés, los objetivos “zoom” funcionan moviendo los cristales dentro del tubo para ampliar o reducir la distancia focal.
Sí, es maravilloso poder pasar de 24mm a 105mm con girar el anillo del zoom… pero el coste de esto son mayores aberraciones y menor calidad de imagen.
Nuestro consejo, como os decíamos al principio del artículo, es que os estrenéis con una focal variable que os permita explorar qué tipo de foto y estética os gusta; y que vuestro siguiente objetivo sea una focal fija.
Además de la calidad, otra ventaja de los fijos es que son más baratos. De este modo, os podréis hacer con un objetivo muy muy luminoso por un precio razonable… y de entre ellos, el 50mm f/1.4 es una delicia que no suele superar los 350€.
Esta lente es perfecta para retratos: es la focal que más recuerda a la visión del ojo humano, tiene un diafragma con gran apertura que la hace súper luminosa (lo que además significa que podréis jugar con la profundidad de campo), no produce distorsiones ópticas y es muy ligera.
Estabilizador
Otra característica que deberíamos considerar antes de comprar un objetivo es el estabilizador.
Aunque hay cámaras que ya vienen con estabilizador integrado por lo que esta decisión no os afectaría, en las que carecen de él sí que marcará una diferencia.
Si no planeáis disparar siempre con trípode y queréis aseguraros de que vuestras fotos no salen movidas, os recomendamos sin lugar a dudas adquirir un objetivo con estabilizador, especialmente si os decantáis por focales largas o teleobjetivos.
Al contrario de lo que sucede cuando escogemos entre un objetivo más o menos luminoso, la diferencia de precio entre una lente con estabilizador y otra sin, no es tan significativa.
Podréis identificar si el objetivo lleva estabilizador por las siglas que acompañan el nombre de la lente: por ejemplo en Canon sería «IS» y en Nikon «VR».
Parasol
Importantísimo proteger el objetivo. Es una parte muy cara del equipo que os durará mucho tiempo si lo cuidáis bien.
En serio, con los años, os daréis cuenta de que los cuerpos de cámara van cambiando pero los objetivos permanecen.
Por esta razón, lo primero que deberíais hacer al sacar una lente de su caja es colocarle un parasol, que además de proteger la lente, funciona como bloqueador de luces parásitas.
Eso sí, buscad el adecuado según el diámetro de vuestro objetivo.
Cómo se limpia un objetivo?
¡Cuidado con obsesionarse y querer limpiar de más! Los fabricantes preparan las lentes con baños protectores y una limpieza excesiva puede terminar eliminándolos y dañando el objetivo.
Consejo número uno y más importante: evitar el polvo y la humedad.
Si vais a desarrollar vuestro trabajo en entornos con arena o salpicaduras de agua, una opción interesante puede ser colocar un filtro UV para que lo proteja.
No escatiméis con el filtro… no tiene mucho sentido invertir en un buen objetivo si luego le ponemos delante un cristal de baja calidad.
Hay varias opciones para limpiar nuestros objetivos: gamuzas de microfibra, cepillos y pinceles, alcohol isopropílico, algo de vaho que echemos con la boca… dependerá un poco de cómo de sucios estén y de qué método os dé más rabia.
Lo que sí os aconsejamos que llevéis siempre en la mochila y uséis a menudo es una perita sopladora.
Si os acostumbrais a soplar los objetivos cada vez que saquéis o guardéis la cámara, vais a evitar que se acumule suciedad (y esto os ahorrará mucho trabajo después).
Si aún así, después del soplador, necesita un repasito, os recomendamos que con una gamuza suave de microfibra que no deje restos y con un poco de vaho, limpiéis el objetivo dibujando círculos concéntricos.
Y recordad: no os olvidéis de soplar la tapa, no queráis limpiar el objetivo por dentro y no utilicéis líquidos genéricos de gafas o cristales porque algunos de ellos son muy corrosivos.
Back to Top