Es posible aprender a hacer buenas fotos. El equipo es importante y “tener ojo” ayuda, pero con una serie de consejos y reglas de composición veréis cómo vuestras fotos mejoran enormemente.
Y ya si estamos en el lugar adecuado en el momento perfecto… ¡foto de premio!
Claro que… ¿qué es una foto “buena”?
¿Una que la gente aplaude de manera conjunta? ¿Una que muestre un episodio espectacular o poco común? ¿Una cualquiera que sea técnicamente correcta? ¿Una que narre una historia?
Posiblemente una que tenga un poco de todo esto.
Desde que las redes sociales irrumpieron en nuestras vidas para quedarse como inquilinos ruidosos, deambulamos por una rutina de sobreexposición gráfica.
Cada día nos asomamos a tantas y tantas imágenes, que discernir entre lo bueno y lo que no lo es se ha convertido en una labor demasiado confusa.
Hasta el punto de que abandonamos esta tarea (y nuestro criterio) al número de likes.
Esto es peligroso porque no tiene por qué haber una correspondencia real entre la calidad de nuestro trabajo y el éxito que tenga en Instagram, pero sí supondrá una decepción personal que puede llevarnos a no compartir de nuevo nuestras imágenes.
Por eso, como a todas nos ha bajoneado alguna vez el algoritmo interesado de las redes, os traemos esta guía con consejos y herramientas para que sepáis cómo mejorar vuestras fotos.
LA COMPOSICIÓN
Componer es básicamente ordenar de manera armónica los elementos de la toma, algo que sumará o restará fuerza e interés a nuestra foto final.
Es nuestra voz, la forma en que narramos una imagen… y de la misma forma que aprendemos a hablar y a utilizar recursos narrativos, podemos aprender a componer.
Como os hemos comentado en otras ocasiones, hay una serie de reglas comunes de composición porque la forma en la que nuestro cerebro lee e interpreta las imágenes, es parecida.
Tampoco pensemos que esto es una fórmula mágica que nos mantendrá encasilladas… las reglas se pueden romper con una intención, pero para ello primero tenemos que conocerlas.

Regla de los tercios
Nos da información acerca de dónde colocar los puntos de interés en una composición.
Si dividimos la escena en nueve rectángulos con dos líneas horizontales y dos verticales, los cuatro puntos en los que intersectan las líneas serían los lugares ideales para colocar los elementos más importantes de la imagen, dejando el resto de la escena más vacío.
La mayoría de las cámaras digitales cuentan con una función que muestra estas guías en la pantalla LCD. Esto nos ayudará a visualizar la toma.

La línea del horizonte
Tenemos que evitar colocar la línea del horizonte en mitad de la composición. Es decir, no la pongáis de tal manera que divida la foto en dos mitades simétricas.
Aunque hay excepciones en las que este recurso podría enriquecer la imagen: por ejemplo, si fotografiamos un paisaje que se refleja en el agua… por norma general, no quedará bien.
¿Tenéis un cielo espectacular lleno de nubes? ¿o resulta más interesante lo que está sucediendo en el suelo?
Explorad los elementos de ambas partes para ver a qué preferís darle prioridad.
Espacio negativo
Llamamos espacio negativo a aquel que carece de contenido.
Es un espacio sin elementos o con poca información que se utiliza como recurso compositivo para destacar el motivo principal.
¡Perdedle miedo al vacío! A veces no hace falta rellenar todo el encuadre si no que es suficiente con la fuerza que aportan unos pocos motivos.
Líneas maestras
Identificad aquellas “líneas principales” de la escena. Este es un ejercicio perfecto para recorrer la ciudad con vuestra cámara y tantear la fotografía arquitectónica.
Apoyaos en los puntos de fuga, en las curvas, diagonales, perspectivas y en todas las líneas que dirijan la mirada hacia puntos concretos.
Esto le otorga dinamismo y movimiento a la fotografía al tiempo que le proporcionáis al espectador la valiosa información de hacia dónde tiene que mirar.
DISPARA EN RAW
Disparar con película es mágico… pero muy caro.
La digitalización de la fotografía democratiza su aprendizaje al abrirnos las puertas a un ensayo y error low cost.
Claro que también genera taras… poder disparar a diestro y siniestro difumina ese proceso en el que intelectualizábamos la toma: se planifica y se piensa menos (y esto también se conecta, como decíamos al principio, con la forma masiva en la que consumimos imágenes).
De cualquier forma, no podemos ignorar las bondades del RAW: un formato que captura todas las posibilidades lumínicas de la escena y que, por lo tanto, nos permitirá retocar después sin perder calidad.
Es decir, obtenemos un archivo con una compresión sin pérdida de datos, y no una imagen procesada por nuestra cámara o móvil como sucede con los conocidísimos JPEGs.
RAW significa “crudo” en inglés y básicamente es eso, un negativo digital.
La palabra hace referencia a lo que caracteriza estos archivos pero en realidad cada fabricante usa su propio formato RAW: CRW (Canon), RAF (Fuji), ARW (Sony), NEF (Nikon), ORF (Olympus)… y prácticamente todas las cámaras de aprendizaje o nivel medio nos permiten disparar en RAW (¡hasta muchos móviles integran ya esta posibilidad!).
Para que os hagáis una idea general, disparar en RAW nos permitirá corregir errores de exposición, obtener un rango dinámico mucho mayor, seleccionar otro balance de blancos o aplicar cualquier ajuste sin que se produzca una pérdida de información.
Eso sí, el peaje a pagar son archivos mucho más pesados que los JPEG y, por tanto, es probable que os toque invertir en tarjetas de memoria de mayor capacidad.
También hay que tener en cuenta que como no se trata de una “foto finalizada”, tendremos sí o sí que revelarla con algún programa de procesamiento de imágenes como el Adobe Lightroom o el Photoshop.
TENER ÉXITO EN LAS REDES
¡Likes likes likes!
Subimos una foto a las redes, comprobamos de manera frenética qué acogida tiene entre nuestros seguidores y cada vez que recibimos una notificación de “me gusta”, somos un poquito más felices.
Este placer que sentimos con el reconocimiento ajeno se debe en parte a la dopamina, un neurotransmisor que interviene en los mecanismos de recompensa de nuestro cuerpo y que genera esa conocida sensación de placer y bienestar cuando recibimos estímulos positivos.
El problema viene con que estamos tan sobreestimuladas, que nuestros niveles de dopamina son más elevados de lo recomendable. Esto provoca que el cerebro se acostumbre a esa cantidad y dejen de satisfacernos las cosas que antes sí que lo hacían… ¿os suena, no?
Aún así, plataformas como Instagram son un fabuloso escaparate para mostrar nuestro trabajo y organizar un porfolio de cara a clientes potenciales. Como nos conviene estar y que nos conozcan, aquí os dejamos unas ideas para crear un grid visualmente interesante.
¡Pero recordad que la dopamina es adictiva! Para no dejaros llevar por picos de placer o frustración os recomendamos planificar vuestro trabajo como si de un proyecto fotográfico se tratase y ser constantes con las publicaciones.

Una temática
¿Qué es lo que más os interesa? ¿Viajes? ¿Animales ¿Moda? ¿Foto nocturna?¿Gastronomía?… las opciones son enormes.
Explorad con qué disfrutáis más cuando salís a fotografiar y fijadlo como temática de vuestro perfil de manera que un usuario pueda averiguar con un rápido vistazo, qué se encontrará en la cuenta.
Tanto en las redes como en la vida offline, la especialización es una de las claves para hacerse un nombre. ¿O acaso acudiríais a un oculista si os tenéis que operar de la rodilla?

Gama cromática
Otro recurso que volverá vuestro perfil más atractivo consiste en seleccionar y seguir una paleta de colores.
Subir fotos cromáticamente parecidas le da unidad y fuerza al trabajo, le confiere una lectura en serie además de una apariencia agradable.
Usad filtros para unificar tonos y texturas.

Edición cuidada
Planificar el trabajo implica sentarse a editar. No todo sirve, de hecho, muy poquito sirve.
Seleccionar qué fotos se quedan dentro y cuáles descartamos es una tarea complicadísima a la que tenemos que acostumbrarnos poco a poco.
No sólo se trata de aprender a discernir qué ángulo o qué composición son mejores, si no que tenemos que aprender a separarnos emocionalmente de nuestras fotos y esto es muy muy difícil.
Puede que tengamos un fotón que nos encante estructuralmente o por lo que nos evoca pero que no tenga cabida en el conjunto… pues esta habrá que descartarla por el bien de la narración.
Siempre tenemos que intentar que nuestras publicaciones cuenten algo, que haya una conversación entre ellas.

Hashtags
Seleccionad aquellas etiquetas que mejor describan la imagen además de las que os interese posicionar.
Lo ideal es no pasar de los 10 hashtags pero podemos colocar hasta 30.

La cámara correcta
Debemos evitar disparar directamente con cámara de de Instagram, ya que procesa peor las imágenes y vídeos.
Es preferible usar la nativa de nuestro móvil y subir después las imágenes a la Red.
PUNTO DE VISTA
Seguro que alguna vez, dando un paseo con amigas, aparece una escena que os llama la atención y todas sacáis automáticamente el móvil para capturarla.
Seguro también que de esas fotos que habéis hecho al mismo motivo, en el mismo momento, hay una más atractiva que el resto.
Pues bien, como no hay hechos sino interpretaciones, el punto de vista puede ser aquello que diferencie un fotón de otra que… sin más.
Hay que acercarse, estudiar cómo incide la luz, tirarse al suelo, llenarse de barro si hace falta…
Una foto frontal puede ser correcta, pero no siempre la más interesante de nuestras opciones.
El punto de vista está relacionado con la composición y elegiremos uno u otro dependiendo de la intención con la que queramos narrar la escena:
Por ejemplo, si queremos destacar un motivo concreto, intentaremos aislarlo del resto, mientras que si, al contrario, lo que buscamos es una sensación de agobio, trataremos de aglutinar muchos elementos en nuestro marco.
Aquí, dos posibilidades de un mismo rosal:
CÓMO HACER BUENOS RETRATOS
Los retratos son, posiblemente, uno de los mayores retos a los que nos enfrentaremos como fotógrafas.
Y es que son muchas las variables que entran en juego: saber medir la luz, tener un buen equipo, una modelo dispuesta, haber elegido el objetivo adecuado, poder contar con estilismo, peluquería, maquillaje y resto de profesionales que participan en la construcción de la foto, estar en un set interesante, etcétera.
Sin embargo, la más importante, la que realmente marcará la diferencia entre un buen retrato y otro mediocre, es conectar con la persona a la que estamos fotografiando.
Por eso es importantísimo generar un clima de confianza, hablar con nuestro personaje y preguntarle durante la sesión si está a gusto o si preferiría cambiar alguna propuesta.
Retratar a alguien es un diálogo y no un ejercicio unidireccional (o no debería serlo).
Imponer nuestra voz o crear retratos en los que no haya consenso, aparte de poco enriquecedor para nosotras, es utilitarista.
Siempre tendrá nuestro sello en cuanto que intervenimos en casi todas las decisiones del proceso fotográfico, así que en lugar de poner tanto empeño en llevarnos una foto del personaje X junto al que estamparán nuestra firma, deberíamos preocuparnos por conseguir una imagen que se lleve un poco de la esencia de esa persona.
Una imagen que nos hable de esa persona.
Consejos de cara a un encargo o trabajo profesional:
- Investigar previamente a nuestro personaje: saber a qué se dedica, ver otras sesiones que le hayan hecho en medios, etc.
- Guardar y revisar referencias de retratistas que nos inspiren.
- Imaginar previamente dónde nos gustaría fotografiarlo, bajo qué iluminación, con qué atrezzo, etc.
- Utilizar distancias focales medias o largas: todo lo que esté por debajo de un objetivo de 50mm deformará la imagen.
- Evitar las posturas y luces excesivamente frontales ya que aplanarán la imagen.
- Los tiros de cámara parcialmente contrapicados empoderan y dignifican al personaje. Al contrario, un punto de vista más cenital lo empequeñecerá.
EXPONER CORRECTAMENTE
Si la composición es una de las claves para hacer buenas fotos, comprender cómo funciona la luz es la otra.
Las tres variables que tenemos que conocer y controlar para conseguir exposiciones correctas son: la sensibilidad ISO, la velocidad de obturación y la apertura de diafragma, lo que llamamos el triángulo de exposición.
- ISO: Es la sensibilidad de los sensores en digital o de las películas fotográficas si hablamos de analógico. Cuanto más alto sea el ISO, más luz captará el sensor pero más ruido aparecerá en nuestras imágenes (el equivalente al “grano” analógico).
- Apertura de diafragma: El diafragma es un dispositivo que regula la cantidad de luz que entra a la cámara a través del objetivo. Se cuenta por “pasos” y su número se expresa con la letra f/. (Os vendrá bien memorizar que cuanto mayor sea la apertura de diafragma, menor será el nº f/). El diafragma funciona de la siguiente manera: cuanto más abierto esté, más luz dejará pasar hacia el sensor y menor será la profundidad de campo.Dicho de otra forma, cuanto más pequeño sea nuestro nº f/, menos área de la imagen estará enfocada.
- Velocidad de obturación: Es la velocidad de disparo, la porción de tiempo en la que el obturador de la cámara permanece abierto dejando pasar luz hacia el sensor. Se expresa en porciones de segundo y de ella dependerá que congelemos el movimiento o tengamos una foto movida y con estelas de luz.
Es importante interiorizar que entre los tres existe una regla de correlación por lo que cambiar uno de los parámetros implicará modificar también los otros dos para seguir con la misma exposición.
El fotómetro interno de vuestra cámara os dará una idea aproximada de si la imagen quedará sub o sobreexpuesta, pero como os hemos sugerido en otras ocasiones, para realizar una medición más precisa deberíais apoyaros en el histograma y en un exposímetro de mano.
De cualquier forma, probad, probad y probad. Regresad, a los mismos rincones para comprobar cómo cambian a medida que avanza el día, cómo se transforman los colores, cómo compensarlo con un balance de blancos…
Experimentad con la obturación y las velocidades lentas, huid de las estampas convencionales e intentad capturar una ciudad llena de estelas de luz, lugares rodeados de noche, un lirio en clave alta o el vuelo de una golondrina.
CONSEJOS PARA HACER BUENAS FOTOS CON EL MÓVIL
Hoy en día lo documentamos TODO con nuestros teléfonos.
Además, gran parte de ese material lo hacemos público al compartirlo con nuestros círculos cercanos o seguidores… y no siempre tenemos en cuenta la calidad de lo que enviamos.
De hecho, seguro que todas habéis recibido, a través de algún grupo de WhatsApp, decenas de fotos prácticamente idénticas de una comida familiar o un evento.
Como fotografiamos de manera masiva y luego compartimos las fotos con la misma filosofía, la mayoría pasan inadvertidas o acaban en la papelera de reciclaje.
¿Se puede hacer buenas fotos con el móvil? Sí, se puede. ¡Se puede hasta grabar una película con el teléfono!
Aquí algún consejo para sacarle partido a vuestros dispositivos:
- ¡Limpiad el objetivo! Esta es la regla nº 1 y un gesto que tenemos que automatizar cada vez que saquemos el móvil. De verdad, os llevará un segundo y os ahorraréis esa capa de veladura que emborrona tantas fotos (y que no es otra cosa que la grasa que dejamos en la lente al toquetearla).
- Elegid la mejor calidad disponible y la dimensión más grande, así si queréis editar después, tendréis algo de margen.
- Para controlar totalmente el proceso de edición y revelado, disparad en RAW si vuestro móvil dispone de esta opción.
- Buscad escenas que estén bien iluminadas. Aunque nuestros móviles tienen grandes aperturas de diafragma, el rendimiento de sus sensores es infinitamente mejor en situaciones luminosas.
- Intentad evitar el flash.
- Si estáis disparando en automático, exponed la imagen correctamente tocando en la pantalla el área más iluminada para que el software sepa dónde hacer una medición y evitar así que quede sobreexpuesta.
- Experimentad con el modo manual. Probad a colocar una velocidad de obturación lenta para que se dibujen las estelas que dejan los faros de los coches a su paso (¡imprescindible un trípode para estabilizar la imagen!).
- Poned en práctica las mismas reglas de composición que utilizaríais con una cámara.
- Evitad usar el zoom digital. Si vuestro móvil tiene varias lentes, alguna de ellas será de aumento (la tendencia ahora es incorporar la “normal” x1 además de un angular x0,6 y dos objetivos tele x2 y x5). Seleccionad directamente una de ellas en lugar de acercar o alejar la imagen usando dos dedos sobre la pantalla.
- Escoge el punto de la imagen sobre el que quieres enfocar.
CÓMO HACER FOTOS DE PAISAJES
Fotografiar paisajes no es tan sencillo como parece… si no, pensad en aquellos lugares emblemáticos que os dejaron boquiabiertas y en lo poquito que tiene de espectacularidad el álbum de ese viaje.
Aunque un paisaje pueden ser muchas cosas, normalmente nos interesará poder capturar una porción amplia de terreno.
Por este motivo, los objetivos que recomendamos son los angulares y grandes angulares, todos aquellos que cubran un ángulo superior a 25mm.
El trípode se convertirá en vuestro mejor amigo en situaciones de poca visibilidad o para estabilizar la cámara cuando sople el viento o queramos exposiciones largas, así que no dudéis en haceros con uno bueno en cuanto tengáis la posibilidad.
También será de gran ayuda a la hora de conseguir ese grado de nitidez tan codiciado en la fotografía de paisaje.
Como cazar cielos estrellados, melosos amaneceres o ciudades vibrantes requiere graaaandes dosis de paciencia y constancia, lo mejor es que planifiquéis un poco cada salida y, sobre todo, que disfrutéis del proceso de aprendizaje.
Y para que no se os escape nada, en este artículo os dejamos una guía completa sobre la fotografía de paisajes.
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