Utensilios de cocina, cerillas, un flexo, agua, cartulinas, telas… cientos de objetos cotidianos que estamos hartos de ver cada día pueden transformar nuestros salones en el mejor estudio de fotografía.
¡En serio! Os va a sorprender la cantidad de elementos que tenemos en casa para jugar con la fotografía y crear imágenes superoriginales… solo hay que echarle un poquito de imaginación y darle al clic.
Podemos, sencillamente, pasar una mañana divertida y creativa con los más peques de la casa o tomárnoslo como una rutina de aprendizaje.
Mirar alrededor e imaginar las posibilidades fotográficas del espacio y de los materiales con los que contamos es un ejercicio perfecto para mejorar nuestra técnica. Además de un reto enorme, ya que nos toca aprender a solucionar la foto con lo que tenemos, ¡ni más ni menos!
Fotos creativas con el móvil en casa
¡Sí se puede! Si no tenéis una cámara en casa, os invitamos a poner en práctica alguna de estas ideas utilizando el móvil.
El proceso no es el mismo, pero la calidad de las lentes y sensores con las que vienen equipados nuestros teléfonos no deja nada que desear.
Y si a esto le sumamos el universo de filtros y preajustes con los que podemos sacar directamente nuestras tomas, el resultado será de revista.
Lo que sí os recomendamos (y os recomendaremos una y otra vez) es que os hagáis con un trípode porque os va a proporcionar libertad casi total para encuadrar y planificar una foto.
Y además se convertirá en una pieza esencial de vuestro equipo cuando probéis con otros tipos de fotografía como la de paisajes, la nocturna o la arquitectónica.
Ahora sí, ¡esperamos que disfrutéis de estas propuestas!

1. Filtros de colores 
¿Sabéis cuando al pensar en una peli nos viene una gama cromática concreta a la cabeza? Estas fotos serían un poco… ¿La La Land? ¿Twin Peaks?
El color es un aspecto fundamental del proceso fotográfico. Una imagen puede despertarnos un sentimiento o justo el contrario en función de su tonalidad.
Por ejemplo: la luz de un hospital vs. la de un restaurante acogedor.
Pues de la misma forma que no compraríamos una bombilla blanca si lo que queremos es recrear un ambiente íntimo, la edición del color en nuestras fotos merece especial atención y cuidado.
Si hacemos nuestras fotos en RAW (que, simplificando mucho, diremos es el formato digital equivalente al negativo de toda la vida), podremos editar el color de nuestras tomas en herramientas como Photoshop o Lightroom sin estropear la calidad de la foto.
Muchos móviles traen también la opción de disparar en RAW; el archivo ocupará más espacio pero, os interesa si pretendéis retocar después.
Otra forma de intervenir en el color de nuestras imágenes -el que aquí te traemos- es colocando filtros directamente en las luces que iluminan nuestra escena… y un filtro que muchas tenemos en casa puede ser, por ejemplo, papel celofán.
Para conseguir este efecto cinematográfico solo hemos tenido que iluminar a nuestras modelos de la siguiente manera:
En la primera foto con dos flexos laterales que hemos forrado con los filtros: uno, más dirigido hacia la cara, con celofán naranja; y el otro, con uno verde que nos ha servido sobre todo para colorear el fondo.
En la segunda y tercera foto hemos utilizado un solo foco más potente con un filtro rojo y, más tarde, con uno azul.
¡Cuidado con acercar mucho el papel a la bombilla! Intentad hacerlo siempre con bombillas led que se calientan menos y nunca en contacto directo (en serio, no se os ocurra envolver una bombilla directamente con celofán).
Podéis pedirle a alguien que pose para vuestra foto o, si tenéis un trípode, probar con un autorretrato... ¿Os atrevéis con uno a lo Blade Runner?


2. Agua y aceite
Siempre hemos sabido eso de que el aceite y el agua no se mezclan… lo que probablemente no supiéramos es que esta información se podía convertir en burbujas hipnóticas que son una delicia de contemplar.
De vez en cuando resulta muy gratificante aparcar los retratos y paisajes para experimentar con la fotografía abstracta y dejarnos llevar sin ninguna pretensión.
Para esta receta en concreto necesitaréis:
- Cámara o móvil
- Objetivo luminoso e idealmente macro
- Trípode
- Agua
- Aceite
- Una fuente de cristal o similar
- Revistas, papeles de colores o una tablet
- Un par de cajas
- Un palillo o algo para remover
Lo primero es preparar el set: rellenamos nuestra fuente con agua, más o menos hasta la mitad de su capacidad. Es importante que sea un recipiente de cristal transparente y, preferiblemente, rectangular para que podamos apoyarlo sin problema.
Disponemos las dos cajas a la distancia necesaria como para poder apoyar la fuente encima pero dejando un hueco entremedio. Como si construyésemos un pequeño puente y las cajas fueran los pilares (si no tuvierais, se pueden sustituir por pilas de libros).
En el espacio que nos ha quedado debajo de la fuente, entre las dos cajas, vamos a colocar un fondo colorido, aunque esto va un poco a gusto del consumidor…
Nuestra recomendación es usar cartulinas de colores, la página de una revista o cualquier fondo de Internet que os guste y podáis proyectar en la tablet. Esto va a ser lo que coloree nuestras burbujas psicodélicas.
Ahora echamos unas gotas de aceite en el agua y contemplamos cómo se disponen las "burbujas" (en realidad son esferas de aceite no mezclado). Recordad que cuanto más aceite echéis, más esferas se formarán.
Podéis removerlas con un palillo si no habéis quedado satisfechos con la composición. ¡Las posibilidades son infinitas!
Truco: si echáis una gota de lavavajillas, las esferas quedarán como contorneadas
Ya solo nos queda colocar el trípode de manera que la cámara quede en posición cenital y configurar los valores de nuestra toma.
Idealmente utilizaremos un objetivo macro ya que estamos disparando algo muy pequeño que queremos que rellene toda nuestra foto.
También nos va a ayudar a conseguir un mejor resultado usar una distancia focal media (alrededor de 70mm - 100mm) para poder centrarnos solo en las esferas de aceite.
Si lo hiciésemos con un objetivo angular, se verían los bordes de la fuente y todo el backstage.
Lo mejor es elegir una apertura de diafragma grande para que haya poca profundidad de campo y, por tanto, nuestras burbujas salgan nítidas y el fondo de colores desenfocado (un f/2.8 o un f/4 por ejemplo) y, a partir de ahí, ajustar nuestra ISO y velocidad de obturación.
No os recomendamos poner obturaciones muy lentas, ya que os podría salir la foto trepidada (movida).
Apoyaos siempre en el fotómetro interno de la cámara para medir la luz y ajustar correctamente la exposición.
Nosotros hemos utilizado: ISO 1250, f/4, velocidad 1/160
¡Y ya estaría todo listo para esta receta molecular!

3. Telas y Retazos
Aquí un buen ejemplo de cómo montar un estudio de fotografía en el salón de tu casa.
Si eres de las que tienen las paredes tan hasta arriba de recuerdos que no podrías ni hacerte una foto carnet en un huequito libre, este es el momento de sacar tus mejores telas y montarte un set.
Sábanas, manteles, las cortinas que te hizo tu abuela un día… ¡Todo sirve! Solo hay que arreglárselas para colgarlas de algún sitio y listo.
Truco: si no necesitas mucho espacio, puedes pillarlas con las puertas de un armario o pinzarlas a la barra de la bañera.
También puedes colocar elementos u objetos por detrás de la tela para darle volumen al set o para que sirvan como puntos de apoyo. En esta ocasión, nosotros hemos puesto un cojín tras el maravilloso raso de color rosa para entronar a este modelo tan especial.

4. Retrato Pictórico
Por poquito que sepas de arte esta obra te va a sonar… ¿verdad?
Otra idea original para conseguir fotos creativas sin moverte de casa consiste en sacar a relucir tus dotes de estilista para reproducir obras de arte.
En este caso, hemos escogido la pintura de Van Eyck, Hombre con turbante rojo, porque nos parecía que tenía una atmósfera más o menos sencilla de recrear.
Para la caracterización del personaje no hemos necesitado más que un abrigo oscuro y la típica manta de sofá que nos ha hecho de turbante.

Hemos solucionado el fondo con una tela negra y la iluminación acercando mucho una fuente lumínica a la cara de nuestro retratado para que no contamine el resto de la escena.
Si os fijáis, la luz viene desde una posición semi lateral. Colocándola así conseguimos que se creen sombras sobre nuestro retratado, lo que añade dramatismo a la escena.
(Con fuente lumínica nos referimos a un flexo, linterna del móvil o cualquier luz que tengáis a mano. Será mucho más sencillo si podemos regular la intensidad o moverla libremente).

5. Fotografiar Fuego
El fuego, ese elemento que nos atrapa.
Seguro que alguna vez, en plena conversación, nos hemos dado cuenta de que llevamos un buen rato embobadas mirando las llamas de una hoguera y hemos pasado por completo de nuestro interlocutor.
Fotografiar el fuego, con mucho mucho cuidado, también es un ejercicio técnico interesante que podemos llevar a cabo desde nuestras casas utilizando:
Velas, una chimenea, los fogones de la cocina, las brasas de una barbacoa, bengalas de fiesta o, incluso, los fuegos artificiales que alcancemos a ver desde nuestra ventana cuando sean las fiestas del barrio.
Nosotros hemos decidido usar una cerilla (bueno, en realidad, hemos usado bastantes hasta conseguir la toma perfecta) porque nos parecía un elemento muy controlable que precisaba de poco despliegue.
Como el fuego se mueve mucho, lo ideal es enfocar manualmente en el palito de madera para asegurar el foco y seleccionar una velocidad de obturación lo suficientemente rápida como para congelar el movimiento de las llamas.
Aunque si lo que queremos es capturar parte de la estela, es decir, del recorrido de la llama, tendremos que dejar nuestra cámara obturando un poco más de tiempo, como en este caso.
De nuevo, hemos optado por un fondo oscuro para destacar nuestra llameante escena y hemos iluminado solamente con un flexo apuntando hacia la mano con la cerilla.
Para no acercarnos mucho, ya que puede resultar peligroso, en lugar de un objetivo macro nos hemos decantado por una distancia focal larga (225mm). Recordad que con un teleobjetivo podemos conseguir que un objeto pequeño ocupe todo nuestro plano.
Estos son los valores de nuestra foto: ISO 400, f/5.6, velocidad 1/13 segundos
Finalmente, hemos utilizado Photoshop para saturar un poco las tonalidades del fuego.

6. Enmarcar la mirada
Los ojos son lo más importante de un retrato. Son una fuente de expresión y el primer lugar al que dirigimos la vista cuando tenemos una foto delante.
¿Qué podemos hacer si los queremos convertir en los protagonistas absolutos?
Aquí hemos utilizado la pantalla de rafia de una lámpara que teníamos por casa para enmarcar el ojo que todo lo ve.
Además, la forma cónica de este objeto ayuda a crear un punto de fuga que nos lleva automáticamente al centro de la composición, que es lo que nos interesa en este caso.
Podéis probar con los tubos del papel de cocina o haciendo un cono con alguna cartulina o periódico, por ejemplo.
También podemos enmarcar la mirada con otros recursos como la mirilla de la puerta, una lupa de aumento, las hojas de las plantas… o utilizar puntos de luz en lugar de objetos como los rayos de sol que entran a través de una persiana.

7. Perspectivas Imposibles
Esta es una de esas escenas en las que intuyes que algo está pasando, pero en un primer momento no sabrías muy bien decir qué… ¿verdad?
¿Ya?
¡Efectivamente! Se suben por las paredes.
Para jugar con la perspectiva y engañar al ojo sólo necesitamos algo que sirva de asiento, convencer a una amiga para que nos haga de modelo, una escalera y un poco de cuidado con no manchar el gotelé.
Nosotros hemos colocado un par de sillas de manera que el respaldo esté apoyado en el suelo y las patas queden en la pared.
Para conseguir una escena más creíble e interesante hemos atrezado con una mesita y algún adorno.
Si os fijáis, los cuadros y los objetos de la mesa están simplemente apoyados en el suelo (menos el ovillo de lana que está pegado a la mesa).
Tanto la ropa como el pelo de las fotografiadas van hacia arriba. Lo hemos colocado así intencionadamente para provocar esa sensación de inestabilidad inmediata al ver la imagen.
El encuadre: como tenéis que pretender estar en la misma perspectiva de la escena, para conseguir un plano "frontal" tenéis que tomar una foto completamente cenital.
Es decir, toca subirse a una escalera y alargar los brazos de manera que nuestro objetivo quede apuntando hacia el suelo, justo encima del personaje que estamos fotografiando.

8. Bodegones
Cuando nos recomiendan ir al súper con el estómago lleno o con una lista de la compra, es por algo… todo está tan bien colocado y tan bien iluminado que nos parece irresistible.
Comemos por los ojos y luego, claro, corremos el riesgo de volver a casa con una compra absurda.
Esto no es casual y poco tiene que ver con nuestra fuerza de voluntad: las marcas cuidan al detalle las imágenes de sus productos y nada, nada… ¡pero nada! se deja al azar o a la improvisación.
Por eso, hacer buenos bodegones es todo un arte además de una interesantísima posibilidad laboral a explorar si nos queremos dedicar a la fotografía.
Nosotros hemos hecho este bodegón con las frutas que teníamos por la nevera, centrándonos en destacar el color de los alimentos recortados contra el fondo blanco de la pared.
Hemos utilizado la luz natural de la habitación en la que estábamos aprovechando una ventana lateral al set.
La tabla de cortar y la fuente que aparece por la izquierda son elementos de atrezzo que contextualizan y completan la imagen haciéndola menos artificiosa.
Podéis hacer bodegones con todo lo que se os ocurra: de frutas y hortalizas, por colores, monocromáticos, con fondos claros, oscuros, bodegones minimalistas, abstractos, temáticos…
¡Las combinaciones son tan grandes como vuestra imaginación!

9. Hygge
Si hay algo del frío invierno que nos atrapa a casi todos es el gustito de imaginarnos enrollados en una manta de lana frente a la chimenea, con un tazón de chocolate caliente en las manos mientras vemos nevar a través de la ventana.
Pues bien, a esto se le llama hygge y es un concepto escandinavo. A menudo se traduce como "lo acogedor", pero cualquier persona danesa te diría que es mucho más que eso: el hygge es una actitud ante la vida que nos hará más felices.
Os animamos a recorrer vuestra casa con esta idea de bienestar en mente.
Buscad esos rincones agradables, íntimos y de convivencia que convierten en hogar los lugares en los que vivimos.
Y no os preocupéis… aunque no os lleve a conquistar la plenitud de espíritu, seguramente sí aumente vuestro número de seguidores en las redes sociales porque a ver, será un concepto filosófico profundo, pero el postureo no se lo quita nadie.

10. Efecto Orton o Ensoñación
Las fotos con una estética tipo dreamy o ensoñación son todo un hit tanto en las redes sociales como en el mundo editorial, prueba de ello es el creciente número de imágenes que se publican bajo este halo onírico y misterioso.
Aunque penséis estar descubriendo la pólvora, este truco viene de lejos.
Michael Orton era un fotógrafo de paisajes que dio lugar a la técnica que hoy lleva su apellido y que nos recuerda a este efecto de irrealidad.
El método Orton consistía en combinar dos diapositivas de la misma toma (sí, sí, de las analógicas) para conseguir un acabado pictórico: una desenfocada y la otra sobreexpuesta.
Aquí hemos querido adaptar esta técnica al universo de la fotografía digital teniendo en cuenta los materiales que encontramos por casa.
En esta ocasión, sencillamente, hemos puesto capas de papel celofán transparente alrededor de la lente, sujetas con una goma elástica al objetivo (como si le pusiésemos una capucha).
Hemos probado sumando y restando láminas, arrugándolas, moviéndolas… en definitiva, experimentando, hasta dar con un resultado que nos gustara.
Si no tuvierais celofán, otras opciones que podrían funcionar serían, por ejemplo, colocar tiras de celo en la lente, embadurnar el objetivo con vaselina (mejor si la aplicáis sobre un filtro para no dañarlo), fotografiar a través de la típica bolsa zip de congelados, etc.

11. Bokeh
Hay fotos que, sencillamente, son agradables de ver. Esto suele pasar con aquellas imágenes donde hay un primer plano nítido y un fondo desenfocado donde vemos que se genera una especie de formas geométricas. A este efecto del fondo se le llama “bokeh”.
Esta estética del desenfoque ha sido muy utilizada tanto en pintura como en fotografía para centrar nuestra atención en una parte concreta de la escena mientras hacemos “desaparecer” lo que no nos interesa.
Recurrimos a ella a menudo con nuestros retratos en exteriores o cuando estamos fotografiando algo en un lugar que no nos acaba de convencer bien porque no es especialmente bonito, bien porque hay demasiada información visual de fondo.
Como se trata de una cuestión relacionada con el desenfoque, nos tenemos que centrar en reducir la profundidad de campo, algo que se hace, principalmente, controlando el diafragma (aunque también a través de la distancia focal o de la distancia a la que se sitúe el objeto fotografiado de la cámara).
Será más fácil conseguir un bokeh si tenemos objetivos luminosos, es decir, aquellos con grandes aperturas de diafragma que hacen que nuestra profundidad de campo sea escasa:
f/2.8, f/2, f/1.8, f/1.4, f/1.2
Recordad: cuanto más abramos el diafragma, más desenfoque conseguiremos.
Para hacer fotos con bokeh en casa os traemos este sencillo truco:
Preparamos un set para fotografiar cualquier objeto que nos llame la atención, mejor si es pequeño para que sea más manejable.
Posicionamos nuestro objeto y, detrás, a una distancia considerable, colocamos de fondo las típicas lucecitas de árbol de Navidad que año tras año nos esperan hechas un gurruño en alguna caja.
Si no tuviéramos luces, colocaremos de fondo papel de plata previamente arrugado (si lo colocásemos sin arrugar, sólo reflectaría luz y no conseguiríamos ese efecto de bokeh).
Iluminamos con algún punto de luz como podría ser el de una linterna, preparamos nuestra cámara con el objetivo que mayor apertura de diafragma tenga y a disparar.
No olvidéis fijaros en el fotómetro interno de vuestra cámara para saber cómo ajustar el resto de parámetros y exponer correctamente la luz una vez tengamos nuestra apertura de diafragma seleccionada.

12. Refracción
La refracción consiste, básicamente, en el cambio de dirección que experimenta una onda al pasar de un medio material a otro.
Vale, es un fenómeno mucho más complejo que esto... pero quedémonos con una escueta explicación para gente de letras y descubrámoslo a través de nuestro objetivo.
¿Sabéis cuando metemos una pajita en un vaso y parece que se dobla dentro del agua? Pues eso también se debe a la refracción.
Para probar en casa podéis rellenar de agua alguna copa o vaso como hemos hecho nosotros y colocar un fondo donde haya un patrón de figura o una variación cromática. Esta es sin duda la fórmula donde veréis la distorsión de manera más explícita
Aunque, en realidad, cualquier objeto transparente con una masa diferente a la del aire os debería servir: esperas de cristal o canicas, gotas de agua, prismas, un CD sobre el que echemos un poco de agua...
¡Que disfrutéis de la clase de ciencia!
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